Editorial,  FGDRC,  INSURRECCIÓN

LA PAZ BAJO ATAQUE

Damaris Izaguirre

No es fortuito que en la proximidad de los comicios electorales regionales las bandas criminales y los paramilitares desaten una ola de violencia y terror; durante décadas al régimen y sus partidos políticos les ha traído réditos el viejo lema de ‘sembrar miedo para vender seguridad’.

El régimen jamás estará dispuesto a tolerar cambios al sistema por mínimos que estos sean, por eso aplica diferentes métodos y modalidades para oponerse a ellos,  la mayoría de las veces lo hace de manera solapada, siempre argumentando que cambiar las cosas pone en peligro los intereses de todos, la sostenibilidad del país y la supuesta seguridad inversionista; como si en doscientos años que llevan dominando el país les hubiera importado mejorar la calidad de vida de los excluidos, obvio es un simple discurso que los posiciona como mesías, pero detrás de este están los intereses mezquinos de siempre.

La actual ola de violencia desatada en diferentes regiones del país no tiene un motivo distinto a socavar el respaldo popular que tiene el actual Gobierno, vender la idea de un Gobierno incompetente en materia de seguridad y que tiene en rojo la economía del país; este plan maquiavélico desde luego es orquestado por la ultraderecha rancia, donde como siempre está desde las sombras el Tío Sam y el innombrable -Álvaro Uribe-, este último mueve los hilos echando mano de sus paramilitares para que siembren terror, mientras sus seguidores incendian las redes sociales y desde luego los medios de comunicación leales al régimen, que prácticamente son terroristas con micrófono expertos en crear noticias falsas y matrices de opinión para manipular conciencias, lanzan un ataque coordinado para que el Gobierno se dedique a apagar incendios y literalmente impedirle gobernar.

Desde luego poner al país bajo ataque tiene como objetivo posicionar los candidatos del régimen en las próximas elecciones, fue la misma estrategia que utilizó Uribe para ganar la Presidencia y luego imponer la seguridad democrática que costó la vida de 6.402 inocentes, víctimas del terror de Estado, esta vez vuelve y juega, la estrategia es la misma y depende de los ciudadanos desenmascarar al régimen y evitar que su reacomodamiento y que retome con más fuerza su hegemonía. Es nuestro deber ciudadano abrir los ojos y de una vez por todas oponernos al régimen opresor y luchar para construir una sociedad en paz y con equidad social.

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