Editorial,  FGDRC,  INSURRECCIÓN

OTRO AUMENTO SALARIAL INSUFICIENTE

Claudia Julieta Parra

Tras más de un mes de negociación del salario mínimo entre trabajadores y empresarios, no fue posible concertar el incremento salarial del próximo año, razón por la cual este incremento fue fijado por decreto y no dejó satisfecho ni a los empresarios ni a los trabajadores.

Es innegable la desaceleración que sufre nuestra economía, el fuerte impacto que la inflación y las altas tasas de interés ejercen sobre el costo de vida, lo que desencadena la pérdida de poder adquisitivo per cápita, que ha contraído los mercados por acción de una caída abrupta de la demanda; lo que hace insuficiente el salario mínimo actual, haciendo necesario más que un aumento del sueldo con referencia a la inflación salarial, una nivelación salarial acorde al costo de vida.

Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), durante el mes de noviembre el índice de inflación fue de 10,15 por ciento y es poco probable que este indicador cierre el año por debajo del 10 por ciento. El Gobierno a través de un decreto fijó el incremento salarial en 140.000 pesos lo que equivale a un aumento nominal de 12 por ciento, dada la cifra actual de inflación el incremento real es de tan solo 1,85 por ciento; que no alcanza a cubrir ni siquiera los aumentos propios del inicio del año.

La gran mayoría de trabajadores formales decrecerán su poder adquisitivo, y aún más los trabajadores informales que no tienen un salario fijo, pero si los afecta directamente los incrementos ligados al salario mínimo. Esta situación, hace inaplazable que el gobierno replantée las implicaciones de continuar adoptando el Trickle-Down-Efect (TDE) [*], como directriz económica; y busque disminuir beneficios a los grandes capitales y centrarse en el incremento del poder adquisitivo per cápita, sin importar que esto implique una disminución de las utilidades netas de las grandes empresas.

Reactivar nuestra economía tiene implícito una política económica centrada en la formalización del empleo, una tributación centrada en los grandes capitales de orden redistributivo y sin destinación al Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de intereses de Deuda Externa); solo de esta manera es posible incrementar el capital liquido circulante y frenar la caída abrupta de la demanda que desacelera la economía y desemboque en una inevitable estanflación.  

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