FGDRC,  INSURRECCIÓN

LA INFLACIÓN SUBIÓ COMO COHETE Y BAJA COMO PLUMA

Claudia Julieta Parra

Los datos del desempeño de la economía muestran que la inflación continúa decreciendo, sin embargo, esto no se refleja en el costo de los productos básicos y esenciales que continúan con altos precios que impactan el costo de vida.

El reciente informe del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), muestra que por séptimo mes consecutivo la inflación interanual ha decrecido de manera pausada, en octubre este indicador se ubicó en 10,48 por ciento; los sectores que continúan jalonando el incremento del Índice de Precios al Consumidor (IPC) son transporte, combustibles, servicios públicos y alimentos básicos.

Aunque la inflación ha venido cediendo no ocurre los mismo con el precio de los alimentos básicos, que continúan con altos costos y al ser productos esenciales en la alimentación de las capas medias y bajas, no tienen producto sustituto y lo máximo que puede hacer el consumidor es abstenerse de comprarlo o disminuir su cantidad, desde luego esto desacelera el mercado y nos conduce a una caída vertical de la demanda que no solo sostiene la inflación, sino que sumado al desempleo, nos deja en alto riesgo de ingresar a un periodo de estanflación.

Que el IPC continúe en dos dígitos se debe en buena medida al gran volumen de importación de materias primas que están cargados con los impactos de la inflación global, -importamos inflación-, por lo tanto, se hace imposible bajar el precio interno de los productos, por esta razón los precios de los alimentos continúan elevados generando una contracción de la oferta y estancando el mercado. Por otro lado, el desempleo y en especial el trabajo informal generan una burbuja especulativa de productividad, pero no permite que se incremente el poder adquisitivo per cápita, por el contrario, constantemente lo deprime impactando el costo de vida y exacerbando la caída brutal de la demanda que ha incubado la inflación.

Por otro lado, sostener tasas de interés altas en un mercado donde dos tercios del consumo se sufragan con créditos de consumo, es una medida que no combate la inflación, afecta al consumidor directo y sostenerla solo beneficia a la Banca que duplica sus utilidades. Llevar la inflación a sus índices prepandemicos, donde oscilaba por debajo por debajo del 7 por ciento, implica cambiar la política económica y financiera, y generar alternativas que incrementen el poder adquisitivo per cápita, fortalezcan la producción nacional y el autoabastecimiento del mercado interno.

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