Editorial,  FGDRC,  INSURRECCIÓN

SUBIR PRECIO DEL DIESEL AUMENTA EL COSTO DE VIDA

Chavela Villamil

Los combustibles forman parte trascendental de la cadena de distribución de la materia prima y los productos terminados, por lo tanto, tienen injerencia directa en los precios, impacta el costo final de un producto y en el costo de vida.

Colombia es reconocido como un país productor de crudo, según la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) la producción de petróleo durante el primer trimestre de este año fue de 773.789 barriles por día (bpd); sin embargo, su capacidad para refinar petróleo es baja, las dos refinerías que actualmente están activas producen 320 millones de galones mensuales, (75 por ciento del consumo), por lo que debe importar cerca de 108,4 millones de galones [1], cuyo valor se regula por el precio internacional que está por encima del precio local, lo que genera un déficit o sobrecosto del galón con referencia al valor comercial nacional.

Para estabilizar o estandarizar el valor internacional de la gasolina y el diesel con el valor del mercado local, el Gobierno creó en 1998 el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC), encargado de aplicar subsidios a la gasolina y el diésel y así proteger la economía de los usuarios. El Gobierno de Petro heredó un déficit en el FEPC de alrededor de 36,7 billones de pesos, para subsanar este pasivo el Gobierno de Petro optó por desmontar gradual y progresivamente dichos subsidios.

Los riesgos de desmontar los subsidios al diesel

Según datos del Ministerio de Minas y Energía y la ANH, los subsidios al diesel son los que generan el mayor déficit al FEPC, estos subsidios representan el 68 por ciento del déficit del FEPC. Por el momento el Gobierno solo ha incrementado de manera gradual el valor, a la fecha sus incrementos suman 5.410 pesos; desde luego esto ha tenido repercusión directa en la economía de millones de hogares, siendo las capas sociales medias y bajas las de mayor afección. Según el Director Técnico del Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF), asegura que, “los subsidios al diesel están generando al FEPC un déficit diario de 60.000 millones de pesos” [2].

Recientemente el Ministro de Hacienda afirmó que, “el Gobierno propone eliminar en su totalidad el subsidio que se da desde el FEPC, tanto en gasolina como en ACPM, para los grandes consumidores, entendidos como aquellos que adquieren combustibles para uso propio y exclusivo en sus actividades y que cuenta con instalaciones para recibir y almacenarlo” [3].

La mayor parte del transporte de carga y mercancía se hace por vía vehicular y alrededor del 82 por ciento de este parque automotor funciona con diesel, por lo tanto, cualquier incremento en valor del diesel tendrá repercusión directa en el valor del transporte de mercancía y desde luego, este aumento será trasladado al valor final de los productos y las mercancías; lo que incrementaría el índice de inflación y el costo de vida, además puede ocasionar un paro de transportadores de carga.

Cambiar la ecuación del transporte de carga

En medio de la crisis económica actual el Gobierno debe decrementar el gasto corriente (burocracia, guerra, pago de intereses de Deuda Externa), pero en vez de disminuir el gasto burocrático y suntuario ha optado por el desmonte a los subsidios a los hidrocarburos; medida que aunque mitiga el Déficit Fiscal puede cambiar la tendencia descendente de la inflación y volverla a incrementar. Por lo tanto, el Gobierno tiene el reto de decrementar el Déficit Fiscal y paliar los efectos inflacionarios del desmonte de los subsidios a los combustibles.

El transporte de mercancías y productos no solo infiere su valor por el costo del combustible, en esta ecuación tiene un papel preponderante el valor de los fletes donde juega un papel trascendental el valor de los peajes, que en su mayoría tienen costos exorbitantes y están en manos de los concesionarios privados; por lo tanto, una forma de balancear el incremento del diesel es congelar el valor de los peajes y de manera paulatina llevarlos nuevamente a su carácter público, desde luego esto iría en contra de los intereses de los grandes empresarios como Sarmiento Angulo; la pregunta obvia es, ¿Gustavo Petro está dispuesto a romper su relación con los grandes empresarios?

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