Editorial,  FGDRC,  INSURRECCIÓN

SIGUE LA SENDA DE LA LUCHA POPULAR

Damaris Izaguirre

Gran parte del movimiento social y popular se ha dejado absorber por el establecimiento bajo el sofisma de que con un gobierno progresista no es necesaria la lucha popular; sin embargo, los hechos demuestran que por la vía representativa no es posible lograr cambios estructurales.

Muchos pensaron equivocadamente, desde la ilusión que  generó que un movimiento político y un candidato que no pertenece al régimen ganara las elecciones, por eso muchos lo llamaron el gobierno del cambio; sin embargo, esas ilusiones son efímeras, ‘castillos de humo’ que los disipa el viento. El sistema político colombiano y su pseudodemocracia están diseñados para que sin importar quien llegue al Gobierno por la vía electoral, le permita al régimen reacomodarse y sostenerse a toda costa para que nada cambie.

El poder legislativo supuestamente es autónomo e independiente del poder ejecutivo, lo que les da vía libre a sus integrantes (Senadores y Representantes a la Cámara) para continuar velando por los intereses de sus patrocinadores -empresarios, magnates, narcotraficantes, entre otros-, que financian las campañas políticas para luego recibir toda clase de beneficios que les permita continuar sus lucrativos negocios. Desde luego no se puede dejar a un lado el poder judicial, que como casi todo el Estado, gran parte de sus integrantes forman parte del engranaje de la corrupción y manipulan el ordenamiento jurídico para favorecer directamente intereses de élite dominante, u oponerse a iniciativas del ejecutivo que van en contra de los intereses de sus patrocinadores o ponen en riesgo el régimen o el statu quo.          

Este diseño político da al traste cualquier iniciativa que por vía administrativa genere cambios en la estructura social y política; por ello, la única vía libre que continúa siendo completamente legitima para transformar al país y que los históricamente excluidos sean tenidos en cuenta y logren condiciones de vida digna, es la movilización popular, convertir las calles en ríos humanos y hagan temblar al establecimiento; así que debemos dejar de creer en ‘cantos de sirena’ y no abandonar la lucha popular, no olvidemos lo que dijo Jaime Garzón: “creo que si uno vive en este país tiene una tarea fundamental que es transformarlo (…), si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvarlo, ¡nadie!”.

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