LUCHEMOS POR LA VERDADERA DEMOCRACIA
Dioselina Garzón
La reciente contienda electoral era un pulso entre las diferentes fuerzas políticas alternativas y “progresistas” versus los Partidos tradicionales y sus maquinarias. Lamentablemente los comicios permitieron el reacomodamiento del régimen y su regreso a varios gobiernos locales y regionales.
El viraje político de la pasada contienda presidencial generó un ambiente de expectativa e hizo creer a muchos que en las contiendas regionales ocurriría algo similar, pero una cosa son las elecciones nacionales y otra cosa son las regionales, en estas últimas juegan un papel predominante los cacicazgos políticos, donde las mafias están enquistadas y disponen de todo su caudal politiquero, financiero legal e ilegal, para perpetuarse en las instituciones a través de candidatos que literalmente son testaferros politiqueros al servicio de las mafias.
Como si no bastara la maquinaria politiquera y las triquiñuelas electoreras, para garantizar su reacomodo y continuar sosteniendo el statu quo, el régimen le apostó a candidatos que posaban de independientes pero claramente obedecían a Clanes políticos, como es el caso de Galán en Bogotá. Como plan de respaldo infló candidatos -un claro ejemplo es Oviedo el exdirector del Dane- para que sirvieran de parachoques y asegurar el triunfo de sus apuestas “independientes”.
No se puede negar el poder que tienen las mafias y los clanes políticos, que defienden a toda costa las alcaldías y gobernaciones, porque ahí es donde está la plata; pero no por ello podemos hacernos los ciegos y negar que parte del bajo resultado y el reacomodamiento del régimen se debe a los errores que las fuerzas progresistas han cometido durante este gobierno.
El mayor error está en que no se ha hecho una verdadera ruptura con los partidos del régimen y trataron de hacer coalición de gobierno. Con todo lo ocurrido durante el proceso de las reformas y la extorsión de partidos como el Liberal, aún continúan reclamando sus triunfos como propios con el argumento de ser “Partido de Gobierno”, cuando los hechos han demostrado que no son más que mercenarios políticos que se venden al mejor postor. Lo que deja claro esta contienda electoral es que las trasformaciones medulares que requiere el país para construir una sociedad con verdadera justicia y equidad social, no vendrán de la mano de los políticos que ‘le venden el alma al diablo’, salvo contadas excepciones. Las trasformaciones se consiguen y conseguirán con la lucha popular, ahí se desarrolla la verdadera democracia.