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LOS QUE “ABATIERON” A PANCHO Y A CHITA

Claudia Julieta Parra

Colombia ostenta unas Fuerzas Armadas necrófilas, verdaderos shinigamis que a su paso dejan una estela de muerte y olvidaron que su deber es preservar la vida a toda costa; si la vida humana no les amerita respeto como lo muestran 6.402 ejecuciones sumarias, entonces, Pancho y Chita estaban condenados a muerte.

Este lunes 24 en la mañana, como todos los días Pochis y yo íbamos para el trabajo y para mitigar la distancia escuchábamos radio, la cotidianidad de las noticias fue irrumpida y resaltada en rojo con esta frase: “en la madrugada abatimos a Pancho”, -¿mataron un guerrillero?, ¿no estábamos en cese el fuego?-, segundos después nuestras inquietudes fueron aclaradas, la entrevistada era Sandra Correa Gerente del Bioparque Ukumarí de Pereira y se refería al asesinato a sangre fría de dos chimpancés -Pancho y Chita-, que por un descuido de su cuidador, el día anterior se habían fugado del parque. Automáticamente la indignación se apoderó de nuestro ser y dijimos, ¿no era más fácil dormirlos con dardos como en las películas?

Las declaraciones respecto a los hechos iban y venían y cada una indignaba más que la anterior, mostraban el completo desprecio por la vida de la fauna, como si asesinar un primate que fue entregado a una reserva para su protección y preservación de la historia biológica, fuera lo mismo que apagar un televisor o desconectar una cafetera. La indignación llevó a que el martes se presentaran movilizaciones nutridas en Pereira y Bogotá exigiendo respuestas reales y no el libreto que han reproducido en los medios de comunicación, y desde luego justicia para que este acto no quede impune. 

El asesinato de los chimpancés Pancho y Chita a sangre fría y en completo estado de indefensión y carente de proporcionalidad del uso de la fuerza, es una cadena de negligencia y errores. Para iniciar, su fuga obedece descuidos de su cuidador y del personal del Bioparque Ukumarí; la congresista Carolina Giraldo dijo que la fuga de los primates obedece a descuidos del personal por participación en política, “presuntamente los animales podrían haber escapado en virtud a que el personal responsable de cuidado habría estado ausente y/o sustancialmente reducido debido a que se encontrarían en actividades de campaña política, al que habrían tenido que asistir el día de los hechos (sic)”.   

Por si fuera poco, recientemente el Representante Juan Carlos Losada, publicó en su cuenta en Instagram un vídeo en el que se puede ver a uno de los chimpancés minutos antes su asesinato; el vídeo capturado a la madrugada por unos transeúntes, muestra las calles vacías y un chimpancé tranquilo y sentado pacíficamente en una banca de un paradero de autobús, como “esperando el de las cinco de la mañana“, la pasividad del animal es irrumpida por un grupo de militares fuertemente armados, como si presintiera su asesinato el chimpancé huye pasivamente a buscar refugio, se escucha una voz que dice: -“quítense que voy a disparar”-, segundos después se escucha un disparo de fusil a más de trecientos metros y luego se escucha un gemido agudo de tristeza y dolor, que desgarra el alma, porque los animales son sintientes y sujetos de derechos.

Causa indignación y furia las mentiras de la señora Correa, responsable directa de este vil asesinato, “es lo que había que hacer porque estaba en riesgo la vida de muchas personas, estaba lleno de personas (…), era la vida del chimpancé o la del cuidador”; desde luego el vídeo la desmiente y deja claro que como siempre inventan cualquier cosa para justificar un asesinato y escapar de su responsabilidad.

No podemos pasar por alto que la Ley 1774 del 6 de enero de 2016 afirma que, “los animales como seres sintientes no son cosas, recibirán especial protección contra el sufrimiento y el dolor, en especial, el causado directa o indirectamente por los humanos (…), el que, por cualquier medio o procedimiento maltrate a un animal doméstico, amansado, silvestre vertebrado o exótico vertebrado, causándole la muerte o lesiones que menoscaben gravemente su salud o integridad física, incurrirá en pena de prisión de doce (12) a treinta y seis (36) meses”.

Hay mucho por hacer en la lucha por la defensa de los derechos de los animales, pero es evidente que no es algo que se logre solo con leyes y decretos, desde luego implica deponer paradigmas culturales y sociales, quizás el primero de ellos sea que el hecho de ser animales racionales no nos da derecho a maltratar o asesinar las demás especies; como sociedad debemos empezar a construir una sociedad realmente equitativa e incluyente, donde podamos coexistir y construir entre todos un mundo multiplural.

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