Editorial,  FGDRC,  INSURRECCIÓN

LA ECONOMÍA EN EL PRIMER AÑO DE PETRO

Claudia Julieta Parra

La economía durante el primer año de Petro ha sido oscilante, aunque el desempleo y la inflación han de decrecido, otros indicadores estratégicos como el Producto Interno Bruto han disminuido, los que junto a otros aspectos nos han llevado a una recesión técnica.

Petro al momento de posesionarse recibió un país con déficit fiscal por encima de los 90 billones de pesos, el desempleo en dos dígitos y una inflación de 9,67 por ciento; un año después la modificación favorable de estos indicadores es baja, el déficit fiscal continua oscilante sobre la misma cifra del año anterior, la inflación aunque decrece un poco, su curva alcista continúa alta (11,78 por ciento). El desempleo bajó a un solo dígito, pero sustenta su decrecimiento en el incremento del empleo informal que llegó a 58,7 por ciento, lo cual genera una burbuja especulativa volátil que es incapaz de dinamizar la economía.

Durante este año es preocupante la caída de la proyección económica que en el mejor de los escenarios no supera el 1,5 por ciento, a esto se une el déficit de cuenta corriente del orden de los 186.850 millones de dólares, lo que equivale a más del 55 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB); además resulta improcedente que en este contexto adverso el Plan Nacional de Desarrollo destine gran parte de su incremento al pago de la insostenible Deuda Externa (DE) y no al déficit de Gasto Social; todo esto pone en grandes aprietos la sostenibilidad fiscal del país y suscita una reflexión profunda sobre a qué se destina el Gasto Corriente (burocracia. Guerra, pago de DE).

En términos de desarrollo, mitigación de la desigualdad y optimización del presupuesto nacional, no basta con el incremento financiero, sino que es implícito la disminución del Gasto Corriente, de lo contrario se incurre en planes deficitarios que solo incrementan los gastos, pero que no mitigan los factores que acrecientan la pobreza monetaria y multidimensional, que en últimas decrecen el desarrollo integral y contribuyen a la desaceleración económica, al ser factores que acrecientan una caída abrupta de la demanda por el bajo poder adquisitivo.

Superar el saldo en rojo implica un cambio de fondo en el modelo económico, que se centre en la disminución de los pasivos del Estado, a la vez que desarrolle la producción nacional de manera integral; desde luego esto tiene implícito una política de formalización del empleo y el incremento de las plazas laborales, que contribuya a mejorar el poder adquisitivo per cápita.

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