Editorial,  FGDRC,  INSURRECCIÓN

DEFENDEMOS LA INSTITUCIONALIDAD DE LA MESA

omandante Antonio García

El 5 de diciembre se conoció la encuesta de Datos y Conceptos referida a los diálogos de paz con el ELN, para sorpresa de los agentes y empresas de la comunicación que impulsan la guerra mediática contra dicho proceso, el resultado fue del 59 por ciento de favorabilidad.

Dicho porcentaje de los consultados comparten los diálogos del Gobierno con el ELN. La encuesta fue realizada el 11 de noviembre, 2 días después de la liberación del Mane Díaz. Pero la guerra mediática continúa y las declaraciones del Gobierno a través de sus funcionarios sigue haciéndose por fuera de lo pactado en la Mesa.

No ha sido suficientemente valorada la decisión política del Comando Central de señalar como un error la retención inconsulta del padre de Lucho Díaz realizada por un Frente de Guerra y haber ordenado su inmediata liberación, con todas las medidas de protección para su vida. Dicho error pudo haberse conversado y analizado en la Mesa, como debería ser, pues el ELN estaba enmendando su error; pero el gobierno prefirió aprovechar dicha oportunidad para sacar ventaja en la Mesa y tratar de modificar el curso del proceso pactado por la vía de imposiciones.

Desde luego que el ELN no podía a aceptar dichos métodos, menos sus contenidos por cuanto no estábamos violentando ningún acuerdo.

Las dos principales imposiciones que se hicieron públicas fueron: terminar con las retenciones y que se firmara un compromiso de fin del conflicto por adelantado.

Siempre hemos dicho que sobre las acciones de privación de la libertad, donde están las retenciones, estamos en toda la disposición de conversar en la Mesa, pues ese es el espacio acordado para las discusiones, si se lleva la discusión a través de los micrófonos, estamos en el derecho a hacer las correspondientes claridades, cosa que hemos hecho.

Sobre este tema de las retenciones y la tributación, en las discusiones que se están llevando actualmente en México, nuestra delegación ha presentado con suficientes argumentos la historia de tal tema, desde 1998 se viene conversando, así como nuestras Normas internas contenidas en nuestro Código de Guerra vigente desde 1.996 y que el mismísimo CICR conoció en su momento.

De igual manera, se ha explicado que el ELN ha estado dispuesto a realizar Ceses el Fuego de manera flexible, pero en varias oportunidades tanto los gobiernos de Colombia como la Comunidad Internacional, se han quedado cortos para buscar soluciones para la financiación de la guerrilla, que evite las ventajas que pretende el gobierno colocando al ELN en riesgo estratégico. Estas falencias afectaron la continuidad y proyección de un Cese el Fuego para hacerlo más estable, que contribuyera a la construcción de la paz. Esa ha sido la historia: sacar ventajas de los Cese el Fuego.

Por otro lado, pretender que el ELN pueda hacer un preacuerdo de fin del conflicto en el tiempo, o sea ponerle fecha a que la guerrilla desaparezca sin que el Gobierno se comprometa en concreto en nada, es una ingenuidad y una falta de realismo. Siempre coloco el ejemplo del ‘negocio del burro’. Si me quieren vender un burro, yo no puedo dar por adelantado el dinero, menos sin conocer el burro y además sin que se firme o acuerde una garantía que impida me roben el dinero. Al burro hay que mirarle las muelas, no vaya a ser que esté muy viejo y no me sirva mucho. Igual es con la paz y quizás un poco más complejo.

Si hoy preguntáramos por los cambios que el país necesita, o sea la existencia del burro, no hay, aún no están formulados, como tampoco la voluntad para que dichos cambios se cumplan; aún el proceso de participación de la sociedad no ha discutido y concluido los cambios que el país requiere. Así que debemos esperar a que haya burro. Por ahora es prematuro.

Por fortuna estamos hablando en la Mesa, donde debe ser, ahí podremos construir una salida con base en acuerdos entre las partes. El ELN siempre respetará la institucionalidad que se ha construido en la Mesa. En su estrategia de micrófono, Otty Patiño tuvo la sabiduría de decir que si se paga por la libertad de una persona es “secuestro”, vale recordar que todos los presos en Colombia están obligados a pagar una “fianza”, vil moneda, para obtener la libertad luego de pagar años de condena, así las cosas también son “secuestros”, o sea que por la vía de la “tautología de Otty” el Estado Colombiano resultó secuestrador. “Sorpresas te da la vida” diría Rubén Blades en su Pedro Navajas.

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