Editorial,  FGDRC,  INSURRECCIÓN

CORAZÓN DE NACIÓN, NO MERCENARIOS

Comandante Antonio García

En este mes de julio en redes sociales se hicieron virales las imágenes de un grupo de militares colombianos en uso de buen retiro pero activos, formados con dineros públicos y contratados como mercenarios para matar en otras latitudes, en este caso al servicio de los intereses de la OTAN en Ucrania.

Las imágenes muestran cómo fueron atacados por el ejército Ruso. ¿Para eso serían formados estos militares colombianos en uso de “buen retiro” y con dineros de la nación?

En junio de 2022 se supo de Cristian Camilo Márquez quien había servido a la policía Colombiana, se vinculó a la llamada “Legión extranjera” como artillero y experto en lanzacohetes y en esa labor fue dado de baja por el Ejército Ruso, un hecho ampliamente cubierto por la prensa pero sin ninguna pregunta de por medio.

Este sería uno de los legados mercantiles más relevantes del Plan Colombia, por tanto, de las alianzas militares de EEUU y los sucesivos gobiernos de Colombia.

Así, el Plan Colombia además de un aumento de cultivos de coca y dinámicas para-estatales fortalecidas, dejó tras de sí instalado todo un gran emporio de redes mercantiles altamente lucrativas, convirtieron al país en una cantera de militares formados y listos para el mercado internacional de la llamada seguridad, entrenados para matar, donde el honor militar queda interrogado. Así los fueron formando, su objetivo en últimas, conseguir un buen contrato en una empresa de seguridad internacional que los acerque a redes mercenarias internacionales. Allí el DIH, los DDHH se pierden en la zona gris de la ilegalidad que han creado las Empresas Militares Privadas para ser funcionales a los planes imperialistas.

Militares preparados, formados, que se retiran en una edad en la que aún pueden ejercer funciones de guerra, donde está perdido el honor militar y la ética ausente. Tal vez con la necesidad de mantener estilos de vida y estatus social, acuden fácilmente al llamado. Pero, ¿qué pasa entonces con la formación militar? Pues se trata de una fuerza entrenada (con dineros públicos) para salvaguardar los Derechos Humanos y la Paz, según reza la misma Constitución.

Centro América también ha visto este flagelo. Militares en retiro al servicio de los grandes carteles, no son pocos los reportes y bajas, las alertas están prendidas. Por ejemplo, el Cartel de Santa Rosa de Lima y el Cartel de Sinaloa que operan en Guanajuato (México) y que se enfrentan al Cartel de Jalisco Nueva Generación vienen contratando mercenarios colombianos para ejecutar ataques contra el Ejército y la Policía municipal del estado, así lo reporta la prensa local, pues, luego de un ataque perpetrado por este cartel, fue dado de baja entre otros, Jarinton Jesús López Sarmiento ex-integrante de las Fuerzas Especiales de Colombia además campeón de jiu-jitsu, reclutado por un grupo de mercenarios que ha combatido en Medio Oriente bajo el cobijo de Empresas Gringas y Europeas dedicadas a la guerra. También fue dado de baja Geovanny Ferrer Estrada quién recibió entrenamiento paramilitar, así, militares y paramilitares de la mano también en el lucrativo negocio internacional de la muerte.

Vale recordar que en el Plan de acción Estados Unidos – Colombia para la seguridad regional (USCAP) entre 2013 y 2017, Colombia entrenó más de diecisiete mil efectivos en Panamá, Costa Rica, El Salvador, Honduras, Guatemala ente otros. No son coincidencias.

BlackWater hoy Aacademi, DynCorp, G4S, ente otras empresas de “seguridad” ancladas a estos planes de desestabilización donde sea necesaria, a favor de los intereses de Occidente, una de sus importantes canteras a bajo costo es Colombia, que les entrena la fuerza disponible con dineros públicos.

La presencia de ex militares colombianos es una constante, Libia, Emiratos Árabes, Irak, Afganistán y un largo etcétera, entre ellos Venezuela.

Ni que decir del magnicidio del presidente de Haití Jovenel Moise donde participaron 26 mercenarios colombianos, militares en uso de “buen” retiro, investigación que aún sigue en vilo y toca los intereses más oscuros de élites locales en articulación con élites norteamericanas, mafias, poder, control.

¿Qué controles tienen las Fuerza Militares sobre sus hombres en uso de “buen” retiro? ¿Cómo se facilita su tránsito hacia labores de desestabilización internacional? ¿Qué tipo de formación real reciben para asumirse como matones internacionales a sueldo? ¿Qué hacer frente a este fenómeno?

Un cambio importante que deviene de la Doctrina Damasco, proyecta a la fuerza hacia un ejército multi-misión que orienta a las Fuerzas Militares de Colombia preparándolo para una guerra convencional internacional ¿cuál es el enemigo? ¿Quién define el enemigo? ¿Qué tipo de liderazgo y cual objetivo se proponen en la Región, formulado en la Doctrina Damasco?

Estos temas resultan esenciales para transitar hacia una era de Paz Regional en nuestra América y en Colombia.

Desde luego ahora que estamos en un proceso de paz, es fundamental que las Fuerzas Militares y la Policía hagan una revisión a fondo de lo que implica sus funciones en una sociedad, no se trata de confundir los intereses de Estado con los bolsillos de los Grupos Económicos, sino tener en cuenta los de toda la sociedad y donde el honor militar está fundamentado en principios y valores; no en el dinero ni en ascensos en una carrera militar.

El honor está definido por el cumplimiento del deber, a los méritos de cumplir la sagrada misión de proteger a toda la sociedad, misión que se ejecuta muy apegada a los límites deseados del heroísmo.

Las Fuerzas Armadas para los tiempos de paz deben apartarse de los mal llamados «falsos positivos», que son realmente asesinatos en estado de indefensión; así como también de las lógicas absurdas de pedir resultados equivocados en «litros de sangre» para obtener bonificaciones.

La paz de Colombia necesita oídos y corazones en el seno de las Fuerzas Armadas, amor por el pueblo y la nación. Colombia requiere oficiales y soldados con corazón de nación, no mercenarios.

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