Editorial,  FGDRC,  INSURRECCIÓN

EL ACELERE DEL GASTO ASFIXIA EL PIB

Chavela Villamil

Ante la persistencia del alto Costo de Vida y del déficit de poder adquisitivo per cápita, los mercados sufren una caída brutal de la demanda, que desacelera la economía, rebaja el Producto Interno Bruto (PIB) y acelera un periodo de recesión.

El sistema económico global está fundado en generar plusvalía y acumular grandes capitales para un grupo plutocrático reducido; desde luego esto genera un déficit general de recursos que exacerba la desigualdad, la pobreza (monetaria y multidimensional) y decrece el poder adquisitivo per cápita. Este modelo en sí mismo contradice el deber ser de la economía, que no es otro que satisfacer las necesidades básicas de la población y tener un enfoque redistributivo.

En el modelo actual el desarrollo de las economías está determinado por el Producto Interno Bruto (PIB), que en teoría debería ser inversamente proporcional al Déficit Social, es decir, a mayor PIB menor el desempleo y la pobreza (multidimensional, monetaria y extrema); sin embargo, en nuestro país ocurre todo lo contrario, esta relación es directamente proporcional y a mayor PIB mayor Déficit Social.

Nuestras políticas económicas siguen la fracasada teoría del “Goteo” o Trickle Down Effect (TDE, por sus siglas en inglés), donde la productividad y el desarrollo se sustentan en el favorecimiento fiscal y tributario de las grandes empresas, bajo el sofisma de que estas luego gotearan la riqueza acumulada hacia las capas bajas de la sociedad; los hechos demuestran que esto solo sirve para incrementar las utilidades del sector plutocrático minoritario, ya que en durante su implementación la pobreza, el desempleo y la brecha de desigualdad se han exacerbado.

Desacelere económico y leve repunte de la cifra del PIB

La economía mundial presenta una desaceleración abrupta y prolongada que afectará con mayor fuerza a países en vía de desarrollo, dada su dependencia excesiva del capital extranjero; aunque en los últimos meses diversos organismos multilaterales han incrementado levemente sus proyecciones económicas, el Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó el crecimiento económico para Latinoamérica y el Caribe a 1,4 por ciento para este año y para Colombia la proyección será de 1,4 por ciento; el Banco Mundial (BM) aumento su pronóstico a 1,7 por ciento [1].

El crecimiento económico de nuestro país ha venido repuntando de manera incipiente y no alcanza a subsanar el déficit de productividad pospandémico; de acuerdo al Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en el primer trimestre de este año el PIB creció alrededor del 3 por ciento, aunque supera la cifras de inicio de año, está muy por debajo del mismo periodo del año anterior que fue de 7,3 por ciento, lo que muestra una marcada desaceleración de nuestra economía con una media porcentual de 4,3 por ciento [2].

La Directora del DANE enfatizó que, “las cifras de la actividad productiva del país reflejan una ralentización de la economía, sectores que venían jalonando el repunte económico empiezan a desacelerarse, por ejemplo, Industria de restaurantes reporta que sus ganancias cayeron 11,6 por ciento el mes pasado” [3].

El sector gastronómico no es el único que ha venido decreciendo, también lo han hecho el comercio con menos 2,6 por ciento, la industria manufacturera con menos 0,8 por ciento y la construcción con menos 4,6 por ciento; según la Directora, “este crecimiento negativo está básicamente explicado por la pérdida de poder adquisitivo que se viene dando desde finales del año anterior y la inflación desbordada en EEUU” [4].

Necesitamos un nuevo modelo

Es posible superar la crisis económica y financiera mientras conservemos las mismas políticas económicas que son deficitarias en términos de desarrollo social integral; además, la dinamización de la economía implica el incremento del poder adquisitivo per cápita y este solo puede aumentar en la medida que se formalice el empleo y se generen nuevas plazas laborales acordes al Costo de Vida de la población.

Por otro lado, resulta inminente decretar un periodo de austeridad estatal y la disminución del Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de la Deuda Externa -DE-), en especial la mitigación del déficit de cuenta corriente (DE), que demanda más del 50 por ciento del PIB, sin que ello subsane este pasivo, tan solo logra amortizar sus intereses, en otras palabras, lo financieramente viable es la disminución de los pasivos y la renegociación de la DE. La dinamización de la economía requiere un modelo económico que tenga como base el aumento del poder adquisitivo per cápita, el desarrollo integral y el fortalecimiento del sistema productivo nacional y romper la lógica antifinanciera de la DE.

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