LA ECONOMÍA ESTANCADA RUMBO A LA ESTANFLACIÓN
Chavela Villamil
La baja productividad que presentó el país el año anterior y que persiste en lo corrido de este año, ha suscitado un marcado déficit en las finanzas del Estado y exacerbado las crisis socioeconómicas que padecen las capas sociales medias y bajas.
El modelo económico imperante ha venido generando marcadas brechas de desigualdad, que ante los últimos acontecimientos macroeconómicos ha llevado a que todas las economías sin excepción se desaceleren e incrementen ostensiblemente su déficit de gasto social. En los últimos meses las economías desarrolladas y en vía de desarrollo han repuntando levemente sus indicadores, aunque aún sus indicadores se sostienen en la zona de desaceleración en la que han estado sumidas desde el periodo pospandémico.
El Banco Mundial (BM) recientemente dio a conocer sus perspectivas de crecimiento económico y desarrollo global para 2024, sostiene que este año el Producto Interno Bruto (PIB) global será de 2,6 por ciento, en cuanto a Colombia se refiere, este indicador no superará el 1,3 por ciento y además afirmó que el déficit de cuenta corriente (Deuda Externa -DE-) en el último año, se ha incrementado en márgenes superiores al 9 por ciento y representa el 57,3 por ciento del PIB anual [1].
Continua la desaceleración de nuestra economía
Según el más reciente informe del Centro de investigaciones económicas y financieras del Externado, nuestra actividad económica con base en una extrapolación del movimiento bancarizado, en mayo se acentuó el estancamiento de la economía y se incrementó el déficit de poder adquisitivo per cápita, además las proyecciones de crecimiento para el segundo trimestre del año muestran que este indicador no superará el 0,5 por ciento, lo que deja en un gran margen de riesgo la sustentabilidad e la economía. Además, todo indica que en el segundo semestre la caída de la economía será por los costos crecientes en bolsa de la energía eléctrica, lo cual tiene implícito un mayor incremento en el ya maltrecho costo de vida, que a la fecha asciende a 30,6 por ciento [2].
Nuestra economía el año anterior solo creció 0,6 por ciento y en lo corrido del primer trimestre de este año solo creció 0,7 por ciento, los sectores menos productivos fueron la industria con menos 6 por ciento, el sector financiero decreció en menos 3 por ciento y la minería se contrajo 1,5 por ciento. En lo corrido de este Gobierno, el PIB ha crecido en promedio 0,72 por ciento, los resultados más bajos de las últimas tres décadas, si se tiene en cuenta que el PIB ha crecido una media de 3,8 por ciento; estos resultados, indican una desaceleración y un estancamiento marcado y sostenido de nuestra economía, que de proseguir nos puede llevar a un periodo de estanflación.
Decrecer el gasto corriente fluctúa el PIB
La desaceleración económica que sufre nuestra economía es un agente que contribuye a la actual crisis económica, sin embargo, en sí misma esta no es como tal la causante del déficit económico y financiero; la marcada contracción de la economía obliga al Gobierno no solo a incrementar la tributación, sino principalmente a cambiar la política del gasto y consumo en términos, de la necesidad de en lo inmediato disminuir el Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de intereses de DE), además la política tributaria debe cambiar hacia un método que no se centre en la captación por la cantidad de contribuyentes, sino obligar a tributar más a quien tiene más capital neto, lo que quiere decir, que debe implementar la tributación de los grandes capitales y empresas con un enfoque redistributivo. Por otro lado, la política de adquirir nueva DE para pagar intereses de la vieja DE, implementada por el gobierno, incrementa el déficit fiscal, pone en saldos rojos la Regla Fiscal de Mediano Plazo y sobre incrementa la Deuda Externa, que en el segundo trimestre llegó a 190.429 millones de dólares, lo que equivale al 57,3 por ciento del PIB.
La desaceleración del PIB y el estancamiento de nuestra economía, prácticamente obliga al gobierno a disminuir el Gasto Corriente a la vez que decreta un periodo de austeridad; desde luego esta o cualquier política económica tendiente a subsanar la crisis económica implica a nivel interno congelar el presupuesto destinado a la DE, y a nivel internacional nos obliga a negociar la refinanciación de este pasivo, que asfixia el PIB y pone en colapso nuestra economía y sostenibilidad financiera.
Salir de la Recesión Técnica y reactivar nuestra economía implica una política que genere nuevas plazas laborales y a su vez formalice el subempleo, además de una política económica integral que repotencie la industria y la agroindustria para suplir el mercado interno.
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[1] Banco Mundial mantuvo proyección de crecimiento económico para Colombia en 1,3 por ciento. Valora Analitik, 12-06-2024.
[2] En el segundo semestre la economía colombiana será impactada por el costo de la energía y los combustibles. Bloomberg, 13-06-2024.