Editorial,  INSURRECCIÓN

8M: ‘HE HECHO UN BUEN TRABAJO COMO MADRE’

Olga Hernández del FGUN

Vivíamos en una zona sometida por el paramilitarismo, viendo el sufrimiento de una comunidad que lloraba a sus muertos cada semana, donde tener aspiraciones era algo prohibido, donde reinaba el miedo y la angustia de no tener futuro.

En medio de tanta violencia no fue fácil criar a mis hijos, con temor permanente de que me les hicieran daño por pensar de una manera diferente, por no cumplir y mucho menos involucrarse con esos delincuentes.

Durante ese tiempo estuve haciendo unos trabajos en una zona donde el ELN estaba presente desde unos años atrás, mientras anduve por esas tierras siempre mantuve el deseo de poder conocer a alguien que me hablara más a fondo de la revolución y de la lucha del ELN por conseguir paz en los territorios.

Mi deseo se vio cumplido un medio día nublado y frío, donde el comandante a cargo de la zona me contactó para que le explicara acerca de los trabajos que yo estaba realizando, que aunque era trabajo social, debía conocer el motivo de mi presencia.

Después de tantos años de angustia y de vivir sometidos por los paramilitares, una tarde de sábado llegó la esperanza para mi pueblo, el Frente Carlos Germán Velazco Villamizar del ELN se instaló en la zona, expulsó a los paramilitares y así regresó el aire de tranquilidad que se había perdido.

Esa tarde sentí mucha alegría y un gran alivio, renacía en mi comunidad la esperanza de ver a nuestros hijos crecer con tranquilidad de volver a tener un futuro. Mi cercanía con el ELN seguía fuerte, con el compromiso siempre de luchar desde la trinchera donde me encontrara, para no dejar que nuestro territorio regresara a manos de esos criminales.

Un día mi hija me manifestó su deseo de incorporarse al ELN, no puedo negar que en ese primer momento sentí temor, el miedo normal de saber que mi hija saldría de mi lado para conocer otra familia, pasaron muchas cosas por mi mente, pero en ese instante supe que había hecho un buen trabajo como madre, que había guiado a mis hijos por el camino correcto y que ahora todo aquello se veía reflejado en la decisión de mi hija, esa sensación de orgullo no la puedo describir con palabras, es algo que se siente en lo más profundo del pecho.

Después de la incorporación de mi hija, he podido compartir con ella y puedo ver con tranquilidad el respeto que le dan a las compañeras, lamentablemente los medios de comunicación se han encargado de difamar a la guerrilla, acusándola de malos tratos a las mujeres y violaciones, pero la realidad es muy distinta, aquí se siente respeto, igualdad y equidad, trato justo para todas las  compañeras, la mujer dentro del ELN está ocupando lugares muy importantes, ganando espacio con el paso de los días.

Ya para finalizar, solo me resta decir, que en mi hija veo reflejado mucho de lo que yo quise ser, pero no pude y que si existe otra vida después de partir a otro plano, estoy segura de que mi vida se la entregaría a la revolución.

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