12 _06 _2022 entrevistas al Jefe de la Delegacion de Paz del ELN 2018-2022
SEGUNDA PARTE
— Algunas vocerías de las Fuerzas Militares de Colombia y hasta periodistas,
dicen que el ELN está derrotado militarmente y que prácticamente está
obligado a negociar. ¿Eso es cierto? — Estamos tratando con un borrachito, un
embriagado, embriagado de triunfo, no están en su sano juicio. Hay que ser
conscientes de eso. El General Mora, por ejemplo, que estuvo en las
negociaciones con las FARC cada tanto decía “conste que por los triunfos de
nosotros los tenemos aquí sentados”, esa es la embriaguez que ellos tienen.
Esa embriaguez explica por qué han logrado manipular y convencer a la gente
de que hay que estar en contra de la paz. Si los derrotaron militarmente
entonces para qué negociación. Sobre el ELN, nosotros cumplimos 54 años
este 4 de julio, somos una guerrilla distinta las de las FARC. Las FARC nació
bajo el esquema de partido–ejército y nosotros con una noción más guevarista
de ser una organización político–militar, una organización que hace la política y
hace la guerra ella misma. Entonces por ejemplo, nuestra disciplina es más que
la de un partido pero no tenemos las órdenes cerradas de un ejército. Somos
esa mixtura que nos ha ayudado a construir. Hoy, tenemos frentes urbanos,
frentes rurales pero también tenemos una amplia inserción social. No somos un
ejército clásico, ni un partido clásico. Esa estructura se ha construido de
manera clandestina porque estamos en una guerra muy feroz. Cuando uno
actúa en una guerra tan feroz no hace estructuras públicas y legales, sino
clandestinas. Eso es el ELN. La inserción social, el respaldo de amplios
núcleos poblacionales, es lo que explica por qué no solamente no nos han
acabado sino que seguimos creciendo. Crecemos entre los jóvenes, las
mujeres, las etnias minoritarias más excluidas, estamos en las grandes
ciudades, entre las capas medias, intelectuales, dentro de la iglesia, sectores
de la teología de la liberación. Que si nos han acabado, eso no es verdad. Qué
contra nosotros qué no han usado. Toda la tecnología y las maldades de la
guerra las han usado contra nosotros y aquí estamos. Que si somos
invencibles, tampoco. Pero sí sabemos resistir, sabemos luchar. Tenemos la
certeza de que nada que se le quite al régimen colombiano lo entrega a las
buenas, todo hay que lucharlo con la lucha política, social, militar. Nada regalan
ellos, todo hay que arrebatárselo, y en eso estamos, organizando a la gente
para eso, peleando junto a la gente. — O sea que si este intento de diálogo
fuera fallido ¿el ELN no por ello dejaría de existir? — Por favor… ¡Claro que no!
— Entonces ¿Por qué se sentaron a dialogar? — Porque realmente después
de más de medio siglo de guerra, hay un clamor del Pueblo colombiano para
que se pase la página del conflicto. Y nosotros en eso somos muy aterrizados.
Uno tiene que fundar la política en la realidad. Y si la realidad del Pueblo
colombiano es que quiere pasar la página de la guerra, con buena fe y con
voluntad política hay que intentarlo. Cuando nosotros nos sentamos a dialogar
hace más de 25 años fue convencidos de que hay que buscarle una salida
política al conflicto. O sea que nos sentamos por convicción, nos sentamos
porque es lo que pide el Pueblo y porque realmente para hacer viable una
sociedad como la colombiana, tiene que ser con paz. — ¿Con cuántos
gobiernos se ha sentado a dialogar el ELN a lo largo de su historia? —
Dialogamos con el gobierno de Gaviria, luego con el de Samper, después con
el de Pastrana, después con los dos gobiernos de Uribe y ahora con los dos de
Santos. Hemos dialogado con siete gobiernos. — ¿Y van a su intento número
ocho? — Pues esperamos que Duque no le diga “no” a la búsqueda de
solución política. — Y después de estos acuerdos fallidos con las FARC… ¿El
ELN considera que vale la pena seguir negociando?
— Es necesario. Hace cuatro años nos decían todos “hagan lo de las FARC” y
ahora nos dicen “No hagan lo de las FARC”. — Hasta las FARC se los dijo ¿No
es así? — Fueron los primeros. Cuál es la lección aprendida, pues que hay que
mantenernos en la búsqueda de la solución política y de la paz. Aprender lo
positivo del esfuerzo de las FARC pero también aprender de los errores de las
FARC. — ¿Este ingreso de Colombia a la OTAN como socio global, afecta las
posibilidades de paz para Colombia? — Las presiona fuertemente. No es una
decisión que se tomó en Bogotá, es una decisión que se tomó en Washington,
de allá es que dicen qué hay que hacer. Le hago una reflexión, escenario uno,
logramos pactos de paz y entramos en una etapa de tranquilidad en Colombia.
Qué es lo primero que va a reclamar la sociedad colombiana a la élite, pues
que reduzcan los gastos de guerra, reduzcan la maquinaria militar. Quién es el
primero que va a protestar una medida como esa, pues Estados Unidos.
Conclusión, Estados Unidos tiene que atravesarse al proceso de paz, la
extrema derecha tiene que atravesarse al proceso de paz. Porque sería
desmontarles la maquinaria de guerra más grande de América Latina. Por eso
se oponen a la paz, porque van a tener un reclamo de la sociedad colombiana
para que no sigan gastando esas millonadas en la guerra y se desmonte toda
esa maquinaria de medio millón de soldados y policías. — Ahora con la nueva
doctrina militar colombiana llamada Damasco, hablan de una etapa de
posconflicto gracias a sus triunfos militares ¿No cree usted que Iván Duque
deberá mantener una imagen de estabilidad y paz en Colombia para poder
asumir la nueva etapa en la que prácticamente se convertirían en una fuerza
militar mercenaria al servicio de la OTAN? — Bueno, ellos ya no están
hablando de un posconflicto sino de un pos acuerdo, dieron un paso atrás. La
Doctrina Damasco es la estrategia publicitaria, esa no es exactamente toda la
doctrina, es sólo lo que a ellos les interesa publicitar. ¿Se acuerda que antes le
decía que ellos están borrachitos, embriagados entre victorias militares, no
están en sano juicio? Cuál es otra evidencia de que no están en sano juicio,
que ellos en todas estas negociaciones aspiran a que las guerrillas
desaparezcan sin modificar las causas que motivan el alzamiento armado.
Traducido a un lenguaje más simple, quieren resolver las consecuencias
dejando intactas las causas. Eso es falto de sentido común. Entonces todo lo
que están haciendo son unas formulaciones político militares y políticas, faltas
de sentido común. Eso les puede funcionar uno dos tres años, pero en el
mediano plazo, cinco, diez años se les cae. Se estrella con la realidad. Esas
son estrategias publicitarias para crear consensos, para mantener una
hegemonía pero que no transforman la realidad. Son solo maquillajes para
mantenerse ahí. Le pongo un ejemplo, el escenario real es que ahora se les
está cayendo el proceso con las FARC, van a surgir nuevas guerrillas, el ELN
no les va un proceso de pacificación y se va a mantener como insurgencia. En
positivo nosotros lo que decimos es que hay que mantener una cultura de paz
basada en la resistencia. — ¿Y el asesinato sistemático de líderes y lideresas
sociales que se está dando actualmente en Colombia, tiene que ver con esa
estrategia? — Esa es la estrategia real. Ellos no quieren cambiar, no quieren
ceder privilegios, entonces todo el que se les oponga así sea desde la legalidad
y de manera pacífica hay que borrarlo del mapa. No solamente se plantean
acabar con la guerrilla, sino con todos los que disientan, todos los que se le
opongan así sea desde la legalidad. Lo que está ocurriendo es un genocidio de
opositores de izquierda y de toda forma de protesta social. — ¿Usted cree que
el asesinato de líderes y lideresas que tiene lugar ahora en Colombia es
realmente un genocidio? — Bueno, es mayor al de la Unión Patriótica. Como
no quieren cambiar tienen que sacar del mapa a todos los que presionan
cambios. Partidos de izquierda, líderes ambientalistas, indígenas, defensores
de derechos humanos, los ex guerrilleros, los movimientos de izquierda, los
movimientos de centro. Hoy, la estrategia real de guerra es de genocidio al
movimiento que se les opone aún desde la legalidad. Ya están matando por
semana más líderes sociales que cuando hicieron el genocidio de la UP en los
años ochenta. Este genocidio político está más grave. — ¿Y no parece
disminuir su intensidad? — No, por el contrario, sube. Ya vamos a un promedio
de más de un líder asesinado cada día. Esa sí es la estrategia real. Entonces,
no hay posconflicto. En resumen, como no se cambien las condiciones que
generan el alzamiento armado va a seguir habiendo alzamiento armado, así
incluso se llegue a un punto en que ya no esté el ELN. Ellos desarrollan dos
frentes de guerra, uno contra la insurgencia y otro contra el opositor legal. Esa
es su estrategia militar real para no dejarse sacar del poder. Esa es la
estrategia que hay que analizar y neutralizar. — Me gusta enfatizar siempre
que la primera víctima del gobierno colombiano es el Pueblo colombiano ¿cree
usted que es exagerado decir que la segunda víctima es el Pueblo
venezolano? El conflicto colombiano afecta a los vecinos de múltiples maneras.
Por ejemplo, ¿Quién exporta paramilitarismo y mafias a Venezuela y Ecuador?
el régimen colombiano. Todos los carteles colombianos han colonizado centro
América. El modelo colombiano de contrainsurgencia se lo vendieron a México
y vea cómo está México hoy. Los Pueblos hermanos vecinos son víctimas del
conflicto colombiano y a la vez hay una tecnología de guerra que se ha
destilado en Colombia y que el régimen la exporta orgulloso. La policía
colombiana es la principal asesora policial de Centro América. Las escuelas de
contrainsurgencia de Colombia están llenas de militares de casi todos los
países de América. Entonces el asunto no es sólo que el conflicto en sí exporta
mafias y paramilitarismo, sino que además el régimen es un gran exportador de
tecnología de guerra, convencional y no convencional. — ¿Ha aumentado el
paramilitarismo en Colombia? — Colombia es un país de mafias, están las
mafias del tráfico de cocaína, de armas, de personas, de dinero, de
prostitución, etc. Cada mafia tiene su ejército privado propio o alquilado, ahí
están los paramilitares. — ¿Pero se ven hoy más o menos paramilitares en
Colombia que antes de la famosa Ley de Justicia y Paz? — Más. Muchos más.
En el sector de Tumaco por ejemplo, Pacífico colombiano frontera con
Ecuador, usted encuentra cinco carteles, cada uno con su ejército privado. Y
exportan droga hacia los Estados Unidos en acuerdo con la DEA. — Luego del
exterminio de los grandes carteles de la droga en Colombia en los noventa,
pareciera que ahora los carteles mexicanos se han apropiado del negocio de la
droga en Colombia ¿Es así? — Sí en parte es cierto pero también hay mucho
de publicidad en eso. Ellos necesitan un “malo” que antes era Pablo Escobar y
ahora es el Chapo. En el Pacífico colombiano hay cinco carteles mexicanos
pero también en Venezuela operando cerca de la frontera con Colombia se
encuentran carteles brasileños en Sur del Lago, Apure, Táchira. Lo que sucede
es que la DEA tiene una política de reproducción de carteles. Cómo acabaron
con el cartel de Medellín, aliándose con el cartel de Cali; cómo acabaron con el
cartel de Cali, aliándose con el cartel del norte del Valle. La ley es que toman el
cartel chiquito y se alían con él para acabar el grande pero en la alianza
convierten al cartel pequeño en un cartel grande. Nunca acaban los carteles.
Tienen una política de reproducción de carteles de la droga. Esa es la historia
del narcotráfico en Colombia. — Peter Dale, dice que históricamente la CIA y
los aparatos de inteligencia estadounidenses se han apoyado en los carteles
del narcotráfico locales para financiar los ejércitos paralelos que le permiten
controlar esos países ¿Estará pasando eso en Colombia y Venezuela? Porque
tal parece que el narcotráfico y la guerra son negocios imbricados ¿Está de
acuerdo? — Así es. Cuando Estados Unidos en la segunda guerra mundial,
necesitó invadir Italia por el sur, se apoyó en la mafia del sur de Italia, eso es
historia y le pagó legalizándole a la mafia siciliana el dominio que tenía sobre
los puertos en Estados Unidos. La mafia quedó empoderada con ese pago.
Historia más reciente, hubo un gran jefe del FBI llamado J. Edgar Hoover, tomó
el FBI durante cuarenta años. Se hizo aliado de todas las mafias de Estados
Unidos desde los años 30 y 40 y cuando necesitó atacar el comunismo en la
época del macartismo años 40 y 50, usó las mafias para atacar a los
revolucionarios. Conclusión, es una ley del imperio, ellos priorizan aliarse con
los delincuentes comunes para atacar a los revolucionarios, eso lo llevan en la
cultura. En Afganistán, se aliaron con todas las mafias y así sacaron a los
soviéticos. La guerra en Afganistán es el principal laboratorio que demuestra
eso. — ¿Por eso ha aumentado la producción de cocaína en Colombia en los
últimos años? — Por supuesto, Marruecos unos de los principales laboratorios
de hachís de Europa, es un laboratorio de contrainsurgencia igual que
Afganistán y Colombia. El que no entienda ese resorte del imperio, no entiende
el resorte que mueve las guerras. — ¿Quién hizo el genocidio de la Unión
Patriótica en los años 80? Pablo Escobar, Rodríguez Gacha ¿Quién está
haciendo el genocidio de los líderes sociales en Colombia hoy? Los carteles,
los sicarios, les ponen la tarea ¿Quién hace las guarimbas en Venezuela? las
bandas ¿Quién dirige? la CIA. — La estructura de las guarimbas en Venezuela
tiene tres pilares: una estructura de inteligencia clandestina que recopila
información, eso no lo hace un sicario, eso lo hace una estructura de
inteligencia; segundo pilar, los sicarios, vaya mate un policía y le pago la pistola
tres veces lo que vale, vaya ahorque a un líder del PSUV de tal pueblo, eso se
lo dice la estructura de inteligencia y el sicario apenas hace, es el brazo
criminal y el tercero, una careta civil que es la tal oposición que aparece
encabezando una subversión contra el gobierno. Esa es la estructura de las
guarimbas que han estado azotando a Venezuela. La misma estructura de
guerra sucia que le están aplicando a Nicaragua. Inteligencia que la CIA ha
acumulado por décadas, estructura de bandidos y una careta de oposición
legal basada en estudiantes de las universidades privadas que en los últimos
cinco años fueron llevados a cursos los Estados Unidos en grupos de 300 y
500 financiados por la USAID. Ahí lo que hay que develar es que un esfuerzo
de guerra de 100 días como las últimas guarimbas es Venezuela eso no lo
sostiene unos bandidos, ni una oposición enclenque como la venezolana, no.
Esa es una estructura profesional clandestina de guerra que tiene inteligencia,
que compra bandidos, que paga aparte a los que protestan desde lo civil y ellos
atrás, entregando a unos armas, a otros dinero, a otros droga. Ese es el
imperio. — ¿Qué tan grande y peligrosa es la presencia estadounidense en
Colombia, tanto la de militares regulares estadounidenses como de contratistas
civiles? — Mire, la base militar más grande de Colombia se llama Tolemaida,
está a orillas del Magdalena, a hora y media de Bogotá, la población de esa
base es de 21.000 personas. Ahí viven militares colombianos, militares
estadounidenses y sus familias. No son dos ni tres, ni dos mil como dicen. Por
otro lado están también las empresas de guerra, de eso hay bastante, todo el
sistema de fumigación con glifosato a zonas cocaleras está asignado a
empresas militares privadas de Estados Unidos. Eso no lo hacen pilotos
colombianos. Todas las empresas de servicios de las fuerzas militares son
estadounidenses como los batallones de apoyo y servicios para el combate. —
O sea que ¿El ELN ha tenido que enfrentar en el terreno a militares y
contratistas estadounidenses? — Por supuesto, todas las compañías
petroleras, mineras, traen contratistas de seguridad de los Estados Unidos. Es
todo un entramado de guerra muy amplio que está en Colombia. — ¿Y cree
que esas contratistas estadounidenses se involucren en un ataque contra
Venezuela desde Colombia? — Ya están involucradas. Muchas operaciones de
las que han hecho contra Venezuela desde la frontera las han dirigido esos
asesores. — Como vocero del ELN ¿Cree que realmente hay una posibilidad
de que el gobierno colombiano asuma un conflicto real con Venezuela? ¿O
mantendrá una guerra solapada como la que ha llevado hasta ahora con la
guerra económica, la invasión paramilitar, etc.? — Si se ve desde la
experiencia, ya Uribe hizo ataques contra Ecuador en el 2008 y eso puede
repetirse. Siempre hay excusas, montajes para justificar un ataque. Así
comienzan muchas guerras, nada nuevo. Pero también hay una realidad
política. En Colombia hay un sentimiento de la sociedad para pasar la página
de la guerra, no tiene sentido que estemos haciendo un esfuerzo para pasar la
página de la guerra y por otro lado se pretenda embarcar al país en una guerra
entre estados, entre Pueblos hermanos. Es un contrasentido. Los dirigentes
pueden ser locos o estar embriagados con los éxitos militares, pero en
Colombia no todos son locos ni todos están embriagados, también comienzan
a haber mayorías que reclaman paz y eso presiona. Entonces esto
fundamentalmente es un pulso político, ellos tienen que seguir argumentando
que es necesaria la guerra y los otros tienen que seguir argumentando que no.
O sea que el contexto en el que se puede dar una guerra como esa también es
un contexto de lucha política fuerte. En Colombia ese pulso político es fuerte,
recientemente 10 millones dijeron “sí a Uribe”, 8 millones que dijeron “no, hay
que hacer la paz con cambios” y 18 millones no se pronunciaron. La aspiración
es que de esos 18 millones a los que no les importa Colombia y no votan,
comiencen a pronunciarse por un “sí a la paz con cambios” y un “no a la
guerra”, eso puede ir cambiando el panorama político en Colombia para que no
haya un marco de aprobación para ese tipo de aventuras militares, a eso es
que hay que apuntarle. — ¿Y cuál es la posición del ELN al respecto? —
Impulsar que pasemos la página de la guerra. La guerra no es una maldición a
la que estemos condenados. Que nos metamos en una solución política al
conflicto, sin aventuras de un estado contra otro, un Pueblo contra otro.
Nuestra apuesta política es que América Latina sea una zona de paz. — ¿Cuál
es su mensaje final para los Pueblos de Colombia y Venezuela, y de Nuestra
América en general? — Uno en política a veces se equivoca. A mí me ha
tocado ver cómo en Colombia se crea la xenofobia contra Venezuela y también
lamentablemente la he tenido que ver a veces desde Venezuela, aunque de
manera minoritaria. Hay que curarnos de esa xenofobia. Aprender a mirar
cuáles son los problemas de cada uno, asumirlos y no echárselos al vecino.
Por encima de todo debemos pensar que toda la región de América Latina y el
Caribe debe ser una zona de paz. Recordar que de verdad somos Pueblos
hermanos. No hay ninguno mejor o peor que el otro. La vocación de nuestros
Pueblos es estar unidos. Unidos es que hemos sacado los imperios, ese es el
futuro.